Ayer estuve en Valencia, junto a esas 250.000 almas que se manifestaron contra la política de tierra quemada de nuestro gobierno autonómico. Me vino a la cabeza la película de Tony Richardson (La soledad del corredor de fondo), y al igual que el protagonista del film durante sus largas carreras, yo tuve la misma oportunidad de reflexionar sobre mis razones para estar allí al mismo tiempo que me inventaba las vidas de algunos de los que veía a mi alrededor intentando bucear en sus razones. Pero sobre todo mi gran pregunta era saber si serviría para algo esta manifestación, ésta y todas las demás.
Llegué a una triste conclusión. la conclusión de que al final todo es un cliché.
No pretendo ser derrotista pero ante un panorama como el de ayer, en el que los ciudadanos pretendíamos recuperar ese protagonismo por el que desde UPyD llevamos tiempo bregando, solo pude constatar. Constatar que ahí estábamos y punto.
Si, ahí estaban los sindicatos, esos sindicatos que durante los últimos años han sido cómplices silenciosos de la debacle. Profesionalizados y organizados en torno a unos eslogan tan repetidos y tan conocidos que uno creería estar en las manifestaciones de los años 70. Sindicatos que han vivido y siguen viviendo de la sopa boba que les da el papa estado o la mama autonomía. Sindicatos que pretenden hacerse visibles, como ayer, a través de manifestaciones que solamente les sirven como instrumento en su fin primordial de sobrevivir.
También estaban los partidos de la oposición y entre ellos el recientemente descabalgado por las elecciones. Como si el motivo de la manifestación , no fuese con ellos, como si no tuviesen una cuota de responsabilidad máxima por la situación en la que nos encontramos, como si acabasen de aterrizar. El partido socialista manifestándose por los recortes, ¡increíble!
También estaban a cada lado de la manifestación, los observadores. Sí, esos ciudadanos que deciden no participar pero que se quedan a ver pasar a los demás. Me preguntaba al oír algunos comentarios de su parte, críticos con la manifestación, a qué se dedicarían o que hacía que sus situaciones personales les dejasen fuera del drama. ¿Ricos terratenientes? ¿alta burguesía? ¿Magnates del petróleo? quizá simplemente votantes fundamentalistas del PP. Otro cliché más, no acudo a manifestarme porque el sacro santo partido desde el gobierno está haciendo lo que debe y yo debo acatarlo. Un gran mal de nuestra democracia...el voto cautivo.
Y también estaban los protagonistas, los verdaderos protagonistas del drama, los colegios e institutos públicos,profesores y alumnos, la gente del mundo de la sanidad, los damnificados, los auténticos sufridores de la situación. Apesadumbrados y preocupados.
Y yo seguía caminando y reflexionando y recordando a Camps y a Barberá subidos en el Ferrari y dando vueltas y me acordaba de Solbes cuando decía que España no estaba en crisis y que soportaríamos magníficamente el envite y me acordaba de los brotes verdes y de tantas y tantas mentiras...¿será lo mio un cliché más?
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