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domingo, 4 de septiembre de 2011

PLATON ESTÁ DE MODA

Con todo lo que está pasando estos días, especialmente al hilo de la reforma constitucional referida al techo del déficit publico, me viene a la mente y de modo incesante, la idea de que, efectivamente, los grandes pensadores, pertenezcan a la época que sea, nunca dejan de estar de moda e incluso algunas veces, es a través de sus ideas como mejor podemos describir una determinada situación de nuestro presente.

Es el caso de Platón y el mito de la caverna.

No voy a extenderme sobre todo el desarrollo de su idea, pero sí que incidiré en la parte que más me recuerda y mejor define nuestra situación política nacional.

A los ciudadanos nos proyectan unas sombras que son las que percibimos y son las que “ellos” se encargan de mantener a nuestro alcance visual, pero sobre todo intelectual. Esas sombras, que conceptualmente adquieren un doble sentido, es decir, nos encandilan y despistan al mismo tiempo que sirven para sustraernos a la realidad, son las que están conduciéndonos, desde hace tiempo, hacia el desastre absoluto, ya no solo económicamente hablando, sino que también y muy posiblemente de modo más grave, hacía la crisis social y política más grave que hemos tenido en nuestro país dejando aparte el periodo de nuestra guerra fratricida. Social, en cuanto la ciudadanía ha presentado su dimisión mayoritariamente, ante el gran abismo existente entre las instituciones y la sociedad y política, por la falta de escrúpulos de algunos de nuestros dirigentes al pisotear e ignorar de modo absoluto no solo los mecanismos garantistas de nuestras leyes sino también el respeto a la democracia y lo que implica.

Pues ahí estamos todos, absortos pendientes de las sombras que nos proyectan mientras hacen y deshacen a su antojo. Unas veces excusándose en la imposición externa y otras, sin el más mínimo pudor que les llevase a buscar alguna excusa.

Es hora de que releamos a Platón y sigamos sus consejos. Esos consejos que nos deberían llevar hacia la salida de la cueva, hacia el exterior, hacia el aire puro y no contaminado. En la búsqueda de la famosa “idea” superior, esa que es la buena, la éticamente correcta, la más beneficiosa para los ciudadanos. En pocas palabras, la autentica libertad de elección y reflexión.¿Quizá el 20-N?

Yo no me cansaré de buscar ese camino, necesito saber que algún día prevalecerán la verdad y la ética y dejaremos de contemplar esta escenificación de sombras burlescas con las que nos alimentan día a día…

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