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sábado, 14 de diciembre de 2013

Sobre la identidad...


Como demócrata que soy entiendo que se debe respetar a las personas en su capacidad
de elección para entender la vida como mejor les plazca.

Pero confieso que esto de la identidad me deja un poco perplejo. Que uno pueda resumir
y reducir su vida en torno a un concepto tan encogido como la identidad me cuesta
horrores entenderlo.

Y creo que puedo hablar con pleno conocimiento de causa.

Nieto de Austriaca y bisnieto de personas originarias de la antigua Bohemia, hijo de
italiano y de francesa y educado en España, habiendo residido en Guinea Ecuatorial,
entonces colonia española, en Canarias, en Andalucía y finalmente aquí en la Comunitat
Valenciana, de verdad que lo de la identidad, es para mí, como un helado de tutti fruti.

He pasado mi vida presumiendo de esta mezcla de sangres y culturas de las que me
hicieron herederos por un lado, mis antepasados y por otro, las circunstancias que
rodearon las vidas de mis padres.

Y si a esto añadimos que por mi profesión, curiosamente otro ingrediente interesante
en mi proceso identitario, he viajado por casi todo el mundo, saboreando, oliendo,
conociendo, aprendiendo de todo y de todos los que he podido y siempre con la
sensación de no tener bastante, la verdad es que esto de encerrarse en uno mismo para
analizarse el ombligo y sacar conclusiones sobre si este o aquel juego o tal gastronomía
es de mi pueblo o no lo es, la verdad, insisto, es que me aburre.

Y entiéndanme bien, soy el primero en emocionarme con algo que me traslade a mis
tiempos de infancia, adoro las lenguas que tuve la fortuna de recibir gracias a mis
padres, las maternas y las aprendidas. Soy el primero en disfrutar inmensamente con
un buen plato de pasta o deleitarme con un exquisito champaña o saborear un buen
jamón de Jabugo o una paella bien cocinada al horno de leña. Me gusta la música
popular, la Chanson française, me gusta Llach en su inmensa plenitud, la música de
nuestras queridas bandas municipales tan desarrolladas en la Comunitat y a la vez tan
desamparadas económicamente.

No renuncio a mis orígenes, no renuncio ni olvido de donde vengo ni quienes tengo más
cerca pero desde luego, me niego a que mi vida sea esclava de todas estas maravillas.
Quiero mirar hacia delante con el bagaje de mi pluri-identidad, que mis hijos aprendan
que el mundo es grande y a la vez minúsculo frente al Universo, que cada día pueda
tener la satisfacción de vivir en una sociedad que se base en valores como la libertad,
la justicia o la igualdad, como verdaderos timones de progreso. Una sociedad fuerte,
moderna, sin miedos ni atavismos obsoletos. Una sociedad que le de más importancia al
crecimiento personal que a la permanente vista hacia atrás. Una sociedad que quiera que
sus ciudadanos dominen muchas lenguas para mejorar su conocimiento y su relación
con otras personas provenientes de otras culturas. Una sociedad que no utilice su lengua
para distanciarse de los demás.

No quiero unos dirigentes que pretendan reducir nuestro campo de acción capándonos y
limitándonos en sus propios delirios de separación, de diferenciación y al fin y al cabo,
retroceso.

Seamos positivos, no tengamos miedo al que viene de fuera, intentemos cultivarnos,
abrir nuestras mentes hacia lo grande y evitemos reducirnos en un endogámico círculo
vicioso separatista e individualista que solo empobrecerá nuestras almas y nos dejará
desnudos y sin futuro.

Diferencias claro, pero en positivo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

CONSTITUCION , 35 años


 

Construir avanzando y siempre en la búsqueda de lo mejor para la ciudadanía.

Oportunidad para que de una vez por todas acabe el bipartidismo anquilosado y perverso.

Necesidad de una ley electoral que recoja de verdad los derechos de los ciudadanos a una representatividad más justa y acorde con la voluntad de los ciudadanos.

Superar los viejos conceptos de un nacionalismo que mira demasiado hacía viejos mitos que poco interesan ya en una sociedad moderna y de progreso.

Transparencia en la gestión de lo público y de lo privado, porque sin ello, sin mecanismos de control no hay ni una verdadera igualdad de oportunidades ni una gestión eficaz.

Importancia de recuperar el protagonismo de la ciudadanía en las decisiones sobre su futuro.

Todos los españoles sean iguales en derechos y deberes independientemente de su lugar de residencia.

Una sola política educativa para toda la nación, un único sistema sanitario para todo el estado.

Cobertura y protección de los sectores de la sociedad más débiles. Una ley de dependencia dotada de los medios económicos necesarios e imprescindibles.

Instituciones y órganos jurisdiccionales auténticamente independientes.

Oportunidades para nuestros jóvenes. De trabajo, formación y de desarrollo personal.

Nuevas ideas, nuevas expectativas, nuevos proyectos.