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miércoles, 28 de marzo de 2012

Desidia

La globalización no solo afecta a la economía, ni tampoco es un término que podamos encorsetar es un contexto exclusivamente social. Va mucho más allá.

Existe la globalización de la desidia y si no que alguien me diga si lo que voy a relatar ahora no podría producirse en cualquier país europeo.

Martes 28 de marzo, 21 horas. Mi coche aparcado en una área de servicio de una autopista italiana. Rompen una ventanilla y me roban la maleta junto al ordenador profesional, el personal y un Ipad. (Todo en el maletero, perfectamente oculto) ...lo aclaro por los que puedan pensar aquello de..."mira el pollo este"

Llamo a la Policía. Aparecen " la stradale" ...educadamente toman nota del incidente y de lo que me han robado...cuando acaban...más o menos una hora después, me dicen que al día siguiente debo presentar una denuncia "oficial" en la comisaría de los "carabinieri" más cercana al hotel en el que me hospedo.

Día siguiente, en la sede de los "carabinieri" con muy mala cara el responsable de redactar la denuncia, molesto conmigo por darle este tipo de trabajo tan poco oportuno y tan temprano (09.00) y con muy mal humor, toma nota y redacta. Se nota y quiere que yo lo aprecie, que le estoy tocando las narices con mi pequeño problema.

Me da una copia de la denuncia y se despide. O me despide...ya no sé.

Mis sensaciones:

Me han desplumado, he perdido una semana de trabajo, he modificado mis billetes de avión, he pagado el sobre coste de la ventana rota en el coche de alquiler, he perdido horas y horas de tiempo y encima me he sentido culpable por crear tantos problemas a la policía italiana...

Existe un problema, aparte de la delincuencia...la desidia de algunos profesionales acaba hundiéndole a uno de modo definitivo...si es posible...

Ya sé que no recuperaré nada de lo robado, lo sabía en cuanto vi el coche con el vidrio roto, lo supe aún más al hablar con la "stradale" y me lo confirmó la actitud del "carabiniero"...Desidia...absoluta desidia...

Este es mi pataleo...lo único que me queda...

martes, 13 de marzo de 2012

Mumbai

Se quedaron cortos.
Quien quiso hacerme un favor explicándome lo que iba a encontrarme, se quedo corto.
Es imposible describir con palabras una ciudad como Mumbai.
¿Cómo explicar un cúmulo de contrasentidos tan impresionante?
Solo se me ocurre hacerlo por medio de sensaciones y aromas. Desde el amanecer hasta la hora del ocaso es un constante ir y venir de personas, de "mototaxis", de bicicletas y coches.
Es un sin cesar de aromas, aromas de cocina impregnada de especias, de polvo, de calor, de humedad.De real pobreza, de autentica supervivencia, del cruce del hambre con la desesperación.
Y ahí estamos nosotros, bendecidos por la diosa fortuna, por haber nacido en el primer mundo.
Contemplando el espectáculo desde una fría distancia, la justa tan injusta que nos permite pensar que la semana próxima esto solo será un recuerdo más que encajaremos y que ubicaremos en algún estante de nuestras conciencias.
Una inacabable serenata de pitidos provenientes de todas partes y que se quedan e instalan en nuestro entorno.
El claxon como bandera de la existencia. Uno es y se hace notar por el claxon. El eterno claxon.
Sucesión de pequeños negocios,apenas visibles, apiñados unos sobre otros, mezclándose los neumáticos con las flores,los "minicolmados" con las cacharrerías, las fruterías con las lavanderías.
A todo color, pero a pesar de ello , en el fondo, en blanco y negro.
Es una pena, porque si la pobreza reside aquí, en esta ciudad, en este país, no es menos cierto que la gentileza, la amabilidad, la dulzura, la educación y la sonrisa inesperada de estas personas forman parte de su gran fortuna.
En esto si son el primer mundo, la mano tendida, la disponibilidad y el afecto son sus poderes.
Ojalá llegue el momento en que sin dejar ese primer mundo tan especial consigan extirpar de sus vidas esta condena que les deja pocas oportunidades.
Ojala se produzca el milagro y la India se renueve y sus ciudadanos consigan una vida más justa y menos dura.
Ojala yo pueda de algún modo devolverles lo que me han enseñado en un solo día.
Me dicen que como invitado suyo según su tradición , soy como su dios hasta que me vaya...menudo dios de poca monta, incapaz de reaccionar ni de pensar ante tanta injusticia social.
Es un bello país, son personas muy bellas, por dentro y por fuera.
Ahora ya solo queda que se destape el frasco de las esencias y nos demuestren a todos de lo que son capaces.
Me gusta Mumbai, me gusta su gente y estoy seguro que su futuro es imparable, en lo bueno, sobre todo, espero que en lo bueno.
Shukriya! (gracias)

viernes, 9 de marzo de 2012

A mi abuelo

Queridísimo René, te escribo esta carta de despedida en español porque sé que allí donde estés ahora, ya no deben importar los idiomas.
Nunca sabrás lo que has supuesto en mi vida o quizá sí.

Siempre tendré en mi recuerdo esos ojitos pequeños marrones tan simpáticos y traviesos. Esa forma tuya tan estupenda de enfadarte con la abuela que duraba algo así como 30 segundos.

Tú me enseñaste a montar en bicicleta. Me traías casi todos los días del verano un cochecito a la vuelta de tu trabajo y así fue como acabé teniendo montones de coches en miniatura con los que llegó a jugar mi hijo Nicolás.

Fuiste tú quien con suma paciencia me ayudó a que desaparecieran mis miedos al mar. Recuerdo como me subías a tu barca y me explicabas que no pasaba nada, que llevaba chaleco y que flotaba por encima del agua y que no me preocupase por los peces porque le tenían pavor a los chalecos.

Fuiste tú quien me enseño la grandeza de los Alpes. Fue contigo y con mis hermanos que recorrimos esas magnificas montañas, durmiendo en los refugios y escuchando tus historias y consejos.

Y fue contigo que descubrí los veranos de camping. Aún recuerdo cómo te reías cuando contabas la anécdota aquella del día que me presenté en la tienda con dos niños más diciéndote que había encontrado a mis hermanos porque hablaban francés e italiano como yo y resultó que eran unos chavales suizos.

Fue también contigo que aprendí a escuchar y a intentar no perder nunca los papeles.
Llevo dentro de mí el aroma tan particular de lápices y gomas que me encantaba oler cada vez que entraba en tu despacho de la torre. Y me emocionaba cuando me llevabas a visitar tus oficinas al borde del Saona y luego íbamos a ver al señor que controlaba la altura del caudal del río y tú me decías que era muy importante porque vigilaba para que no desbordara e inundara Macon.

Luego la vida se impuso, crecí y seguí muy cerca de vosotros, de Mamie y de ti, a pesar de las distancias. Gracias a mi trabajo, ocasionalmente podía visitaros y cenar con vosotros en la casa de la Roca. Me preparabais cenas ligeras pero siempre acompañadas de tus vinos preferidos de la “cave” y los excelentes quesos de la región. Cómo se te iluminaba la cara al descorchar esos tesoros tuyos y hacérmelos probar para luego explicarme de donde provenía la botella y cuales eran sus características.

Te pusiste muy triste cuando se nos fue Mamie y yo seguí visitándote en tu nueva residencia. Ya empezabas a tener algunos problemas de movilidad pero estabas mentalmente , en plena forma. Aprovechaba mis pasos por Macon para después de visitarte, subir a la casa de la roca, ahora cerrada, y rondar por el jardín repasando mi infancia de verano tras verano, junto a vosotros y a mis queridos hermanos.

La última vez que te visité, hace algunos meses, me despedí de ti y ya no estabas tan presente. Tu mente debía de vagar muy lejos, junto a tu querida Mamie, y paseando por esas montañas y mares que me enseñaste a querer. Te di un beso como siempre y me saludaste deseándome un buen viaje sin saber donde iba.

Solo me apena no haberte podido contar que tu nieto Florent fue padre el lunes pasado. Te hubiese hecho muy feliz saberlo.

Has sido la prueba viviente de que no es necesario ser de la misma sangre para querer y sentirse querido. Si, porque en realidad, yo te conocí como mi abuelo cuando ya te habías casado con mi abuela que había enviudado.

Tu fuiste mi abuelo, eres y serás eternamente mi queridísimo abuelo.

¡Una gran persona! ¡Hasta siempre!

Te quiero

jueves, 1 de marzo de 2012

A río revuelto, ganancia de pescadores

Creo que pocas veces ha estado tan de actualidad un refrán como este.

La prueba es muy sencilla, más evidente que la del algodón.

Si uno se dedica a cotejar los diferentes puntos de vista de los medios de comunicación a la hora de valorar la situación del país tras las diferentes manifestaciones en las calles de nuestras principales capitales,no se llevará sorpresa alguna.
Se dará cuenta que lo que para unos es una expresión libre del descontento por los recortes de los gobiernos, central y autonómicos, para otros no es más que el resultado de una manipulación orquestada por los partidos de la oposición para que se amotinen o prácticamente se subleve la ciudadanía contra el gobierno.

Sí, el famoso discurso que defiende que se pretende ganar en la calle lo que se perdió en las urnas o cómo aquello de” no llores ahora como un niño lo que no supiste defender como un hombre”…frase que nos resulta muy conocida a todos.
Y mi pregunta inmediata es, ¿Quiénes son los pescadores en esta historia?
Y la respuesta es más que evidente, todos, todos son pescadores, todos menos los ciudadanos de a pié.

El principal partido de la oposición está azuzando un fuego que él mismo ayudó a prender en sus tiempos ya pretéritos de gobierno, pretéritos pero no olvidados. El partido socialista que desde hace ya mucho tiempo dejó de ser obrero y español, pretende recuperar sus esencias en el adoquinado de las calles españolas. Impulsa una presencia en las vías públicas que como mínimo resulta grotesca. A estas alturas, creo que si realmente quiere recuperar algo de solvencia, sería mejor que intentase explicar a su sucesor en el poder qué fue lo que no hizo aún sabiendo que debiera haberlo hecho y que fue lo que hizo a pesar de que no debiera haberlo hecho nunca.
El segundo grupo de pescadores son los sindicatos, unos y otros, esa especial casta protegida por los sucesivos gobiernos de turno y que ha ido acomodándose como un estamento que es. Un estamento más.

Unas organizaciones que a fecha de hoy, sin las subvenciones del gobierno, no hubiesen sobrevivido. Y lo peor de todo es que si uno reflexiona con calma, no puede negar que para los tiempos que nos vienen, de los cuales ya hemos empezado a catar algo, hubiese sido ideal disponer de un instrumento como unos sindicatos eficaces, libres de ideologías trasnochadas y sobre todo pendientes de la evolución histórica de nuestra sociedad y de las autenticas necesidades de la ciudadanía, un termino, el de “ciudadanía” que debiera imponerse ya de una vez por todas al de “trabajadores” porque, ¿acaso los autónomos no son trabajadores y los funcionarios, y los profesores universitarios y los médicos y más y más?. Hoy todos somos trabajadores y los que no lo son, quizá algún sector privilegiado de rentistas, o de miembros de consejos de administración, son los menos.

Los sindicatos deben hacer un profundo análisis de su utilidad como instrumento social, más allá de la posible capacidad que quieran tener como lobby influyente en la paz social. Al final, todo se reduce a que la ciudadanía sabe que los sindicatos se moverán en función no de los intereses de la mayoría, sino en los suyos propios como detentores de determinada influencia social mal entendida y muy poco útil. Y generalmente más propicia a la escandalera frente a gobiernos tildados en la vieja terminología como de derechas. Vieja porque a ver quien me explica en qué consistió la política de “izquierdas” del antiguo gobierno en sus últimos años de agonía.

El tercer grupo de pescadores está siendo quizá el más astuto. Los pescadores del gobierno que a través de “sus” medios de comunicación están queriendo convencernos a todos de que “la sublevación” en las calles no es más que el producto de los agitadores de masas que manipulan y nos engañan a todos, no dejándonos comprender que todos estos recortes son benéficos y poco menos que recetas mágicas.

Han conseguido que parte de la ciudadanía esté cuestionándose derechos y avances sociales que hemos ido adquiriendo con el tiempo y que formaban parte de esa cierta felicidad social que, no nos equivoquemos, hemos logrado entre todos. Una situación en la que nos encontrábamos, no porque nos la hubiesen regalado los gobiernos de turno, sino porque nos la habíamos pagado nosotros, entre todos. Unos derechos adquiridos muy vinculados a la educación, a la sanidad, a la justicia, que si bien no funcionaban todo lo bien que debieran, nunca fue de nuestra responsabilidad como ciudadanos que se inventarán 17 sistemas diferentes para cada uno de estos servicios tan esenciales, con el consecuente despilfarro que ello ha supuesto.

Hoy, el gobierno está intentando instalar un clima de conflicto, pero no en las calles, sino que pretende utilizar estas manifestaciones de descontento urbano como una lucha de ideologías, como un enfrentamiento entre lo engominado, adecuado, correcto y respetable frente a lo caótico y desaliñado. El problema es que entre los caóticos y desaliñados hay cada vez más personas que lo que están reclamando es que no se les asfixie económicamente pero sobre todo que no se les asesine socialmente.

Todos tenemos claro que existe una inmensa crisis económica, pero que no olviden los pescadores, todos los pescadores, que los ciudadanos tenemos cada vez más claro qué fue lo que no se hizo cuando se debió hacer y que es lo que no toleraremos que se haga a cuenta de nuestra existencia como seres libres, sociales, educados y sobre todo personas.

No es hora de grandes discursos, no todo vale en la reducción de nuestros derechos a cuenta de la factura económica, no todo el monte es orégano. No aceptaremos como ciudadanos que se barra nuestro sistema educativo provocando neodesigualdades sociales y de oportunidades, que la sanidad vuelva a ser un elemento distorsionador de la sociedad, en el que tenga más pueda sobrevivir frente al de menores recursos.

Es hora de que los pescadores dejen de considerarnos pescado a la venta, es hora de que los pescadores analicen si realmente están haciendo lo que deben, unos y otros.

Y que recuerden algo importante…No está todo el pescado vendido.