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domingo, 29 de julio de 2012

Adhesión inquebrantable




A veces, solo a veces, un segundo de calma, un minuto de silencio, una hora de estudio, un día de sosiego, una semana de reflexión, son los mejores consejeros que podamos encontrar.

A veces, nuestro peor enemigo está en nosotros mismos, a menudo nuestras cadenas son nuestras propias palabras que unidas entre si resultan frases hirientes y provocadoras.

A veces, a menudo, es mejor esperar y escuchar al viento para que nos diga si viene tempestad o solo lluvia.

A veces, antes de echar agua al fuego con el fin de apagarlo, es mejor subirse a una escalera y determinar si realmente existe o no tal fuego.

A menudo, siempre, es mejor oír todas las versiones antes de expresar adhesiones inquebrantables.

A veces, es bueno confiar en los demás y respetar las normas. Incluso es muy bueno conocerlas y estudiarlas previamente a emitir juicios sobre las mismas.

La ignorancia de las leyes no exime de su cumplimiento.

A veces, los reyezuelos pueden llevarnos a batallas sin sentido de las que unicamente ellos obtienen ventajas y en las que a menudo, las victimas son los más inocentes.

Me dan miedo las adhesiones inquebrantables…son las madres de todas las guerras.

Al querer la libertad descubrimos que ella depende enteramente de la libertad de los demás. J.P.Sartre

sábado, 21 de julio de 2012

Es UPyD


Hoy me siento tremendamente orgulloso de pertenecer a esta organización política.

Contrariamente a lo que pudiera pensarse por quizá un mal entendido ataque a la propiedad intelectual, en estos días UPyD está haciendo gala de ser un partido responsable, leal y sobre todo comprometido con los ciudadanos españoles.

Lo vengo a decir porque no deja de sorprenderme la escasa memoria de nuestros gobernantes, de la oposición y de los medios de comunicación.

¿Quien fue el que desde 2007 empezó a hablar de adelgazamiento de las estructuras autonómicas? ¿Quién habló de eliminar las duplicidades competenciales de las administraciones? ¿Quién habló de la necesidad de unir municipios de menos de 5000 habitantes en todos aquellos servicios que pudieran compartirse? ¿Quién habló de la desaparición de las diputaciones como órganos obsoletos y estupendos bunker para esconder a los “amigos” a costa del erario público? ¿Quién habló de la necesidad de establecer un código de buenas prácticas para nuestros representantes políticos? ¿Quién habló de la necesidad de establecer auténticos mecanismos de control de las actividades públicas? ¿Quien habló de sustituir a los asesores externos por los propios funcionarios cuyos conocimientos y experiencia eran suficientes y así evitar el “enchufismo”? ¿Quién habló de una ley electoral más justa que permitiese eliminar el bipartidismo invadiente y asfixiante? ¿Quién habló de la necesidad de un solo sistema educativo en toda España? ¿Quién habló de una sola sanidad y una sola tarjeta sanitaria? ¿Quién habló de una sola justicia en todo el país y no 17 diferentes? La lista se me hace interminable, pero solo pido a quien lea esto, que analice si UPyD fue o no pionera, precursora y sobre todo consciente desde hacia tiempo de lo que nos venía.

¿Alguien se acuerda de todo esto? Supongo que no interesa…pero para eso están los programas electorales y las intervenciones públicas.

Hoy, en el parlamento tenemos a 5 diputados extraordinarios, encabezados por Rosa Díez. Ellos son la autentica oposición y si otra ley electoral más democrática nos hubiese amparado seguramente seríamos muchos más. Y dejo a la imaginación del lector lo que podría haber sido sí en lugar de 5 magníficos tuviésemos a 15 o 20 representantes exigiendo diariamente el respeto y la consideración que se merecen los ciudadanos. En Madrid y en Valencia y más aún, ahora, tras conocer la solicitud de ayuda hecha por nuestra Comunitat para que se le insufle dinero de las arcas nacionales.

Ruego, por dios, ruego a todos que no olviden aquella imagen del President Camps junto a la alcaldesa Barberá dando la vuelta al circuito de Formula 1 en Valencia, con las manos en alto, triunfantes, arrogantes y satisfechos de ellos mismos… ¿Quién está pagando hoy esa fiesta?

Memoria, por favor, memoria.

"El que no esté seguro de su memoria debe abstenerse de mentir" Michel de Montaigne.

miércoles, 11 de julio de 2012

¿Cómo osáis panda de inconscientes desalmados?

Sí, vosotros, esos supuestos dignos representantes de los ciudadanos. ¿Cómo os atrevéis a levantaros para aplaudir a quien está destruyendo migaja a migaja el alma de los españoles? No sois más que una panda de hooligans dispuestos a babear cualquier decisión de vuestro líder supremo Don Marianoleone. Me dais pena, inmensa pena porque no llegáis ni a la suela del zapato de tantos y tantos españoles que en su día os votaron en un exceso de confianza. Pensaron que un programa repleto de promesas era algo más que una excusa fácilmente transformable en una nube de rectificaciones. No sois dignos, no puede ser que con un gesto tan bastardo como aplaudir a quien acaba de sentenciar a toda una sociedad a la penuria y al desosiego, estéis representándonos.

Es hora de verdadera democracia, es hora de que quien prometió y ahora incumple escondiéndose detrás de la cortina del desconocimiento, dimita. ¡Presidente dimisión!

No son las medidas, no es la situación, lo descorazonador es ver tanto abrazafarolas y chupoptero (¡querido Jose Maria Garcia!) tanto mendigo habitual del partido de turno, siempre listo para aplaudir y corear al líder máximo, diga lo que diga, haga lo que haga, aunque sea asesinar el futuro de una sociedad.

“Tu quoque fili” ¡ tu también hijo mío!

martes, 3 de julio de 2012

No hacer leña del árbol “quemado”


Ayer asistí al debate en el programa de “El Faro” y que, como no podía ser de otro modo, tuvo como tema monográfico el drama de los incendios que estos últimos días están asolando nuestros bosques.

El profesor Paniagua comentó con mucho acierto que entre tanta desgracia, al menos, podíamos felicitarnos por la reacción de la gran mayoría de los partidos que , por una vez, no estaban intentando obtener rentabilidad política de la desgracia general.

Y es verdad. Y para mí la explicación es más que evidente. Todos se han dado cuenta de que el electorado ya no es tan manejable ver manipulable como lo era antaño. Saben que el intentar aprovechar circunstancias como esta para “trincar” voto ya no es tan fácil. El ciudadano espera responsabilidad e integridad en los grandes temas. Los partidismos pasan a un segundo lugar.

Pero todo esto no quiere significar que se deba eludir la responsabilidad que como tales partidos, tenemos. Unos en el gobierno y otros en la oposición. Hoy debemos estar todos al lado de las autoridades, de la administración y sobre todo de las victimas.

Dicho esto, en el programa de ayer se planteaba a la audiencia la pregunta sobre si era posible o no prevenir los incendios.

Y creo que tal como expliqué en mi intervención, deberíamos diferenciar el origen de tales incendios. Los provocados de los involuntarios.

Para los primeros, cualquier medida que pueda tomarse estará siempre supeditada a la mala intención y por tanto a la voluntad consciente de evitarla. Entramos en el mundo de la delincuencia y en este campo quizá la prevención sea mucho más difícil. Pero lo que sí es posible es la sanción. Una dura sanción. Ello pasa por modificar el código penal y contemplar penas contundentes, esperando que tengan un efecto suficientemente disuasorio. Es verdad que muchas veces el incendio provocado lo es por mentes perturbadas pero en otras ocasiones como se ha demostrado en múltiples ocasiones, el objetivo del delincuente es puramente económico. En este ultimo caso, es cuando las leyes, también, deben unificarse a nivel nacional y contemplar pormenorizadamente toda la casuística posible.

Si hablamos de los involuntarios, los incendios que se producen por motivos absolutamente fortuitos, a veces originados por la propia naturaleza y en otras ocasiones, la mayoría, por culpa del hombre, quizá si debiéramos analizar con cierta perspectiva de futuro, aquello que es sustancialmente mejorable.

Creo que la disminución del riesgo de incendios pasa en primer lugar por una concienciación social que, evidentemente, debe iniciarse ya en las escuelas. Una mentalización a través de campañas escolares. No quedándonos únicamente en la parte puramente ecológica sino yendo un paso más allá. Transmitiendo a nuestros pequeños información sobre lo adecuado y lo inadecuado de determinados comportamientos en el campo, en la naturaleza en general.

Además de la conciencia social, es necesaria la inversión económica. Una inversión que debe provenir de la administración. Y ello sí es resultado de la voluntad política, del criterio a la hora de priorizar. Hoy, en un escenario muy precario como el nuestro, no debe pensarse en términos de visibilidad. Es verdad que lo que pueda dedicarse a la protección forestal, por ejemplo, tiene poca repercusión mediática y por consecuencia escasa rentabilidad política. Pero estamos ya en una fase en la que lo que importa es nuestro futuro común en el que hay determinados factores, como el medio ambiental, que no pueden ser considerados de segunda línea o exagerando un poco, prescindibles. Y más aún cuando con el tiempo aquellos factores que pudieran reducir los incendios como por ejemplo, el pastoreo, han ido desapareciendo paulatinamente.

Lo que estamos padeciendo estos días, la destrucción de más de 50 mil hectáreas nos demuestra que la inversión en la protección y reducción del riesgo de incendios siempre será rentable y mucho más barata que la reconstrucción y reforestación que ahora deberemos afrontar.

Y un tercer eje, es el de las leyes. Instrumentos básicos para que la sociedad avance y que deben ser resultado del análisis necesario de las realidades que más impactan en nuestra sociedad. Una de ellas es nuestro entorno ambiental, la naturaleza y la ciudad. Hoy lamentablemente, como en muchos otros temas, estamos inundados por 17 sistemas legales diferentes en materia de protección contra incendios. Sería quizá el momento de examinarnos y reflexionar. Es hora de unificar criterios en aras a una mayor eficacia y eficiencia. Unamos nuestros esfuerzos en una sola ley común para todo el país y que nos permita ser más reactivos y menos administrativos en materia de incendios.

Tres pilares, concienciación, inversión y legalidad. Pilares que deben ser sustrato de una proyecto a medio y largo plazo. Pero que en algún momento habrá que abordar para no tener que hacernos más reflexiones al respecto.

No podemos fiarlo todo a la climatología ni tampoco esperar siempre la conocida solidaridad del pueblo español en los momentos de grandes catástrofes.

Aprovecho para mandar un agradecimiento muy especial como ciudadano español y valenciano a todas las personas que están ayudando en las tareas de extinción y sobre todo un recuerdo a los familiares del piloto fallecido en las tareas de extinción.