Sí, estos días estoy viviendo y en primera persona, el virus infeccioso de una enfermedad denominada manipulación carroñera.
A pesar de que tenía mis sospechas nunca pude imaginar cuan miserable se podía llegar a ser con el simple objetivo de cumplir unas ambiciones políticas o defender a capa y espada un status vigente que , es necesario, ahora más que nunca, borrar de la faz de la sociedad española.
Aunque no se pueda compartir, aunque sea absolutamente indecente, uno podría entender que algunos medios de comunicación estén para hacerle el trabajo sucio a determinados partidos políticos o a algunos personajes siniestros. Uno podría incluso comprender que de ello depende la supervivencia económica de tales medios y consecuentemente la de sus empleados.
Pero para todo hay límites y habrá que fijarlos.
Y no estoy hablando de censura ni siquiera me quiero centrar solo en los medios de comunicación, quisiera hacer extensible esta reflexión a toda la sociedad civil, al completo.
No podemos seguir así, como una sociedad enferma a la que los años y años de desgaste producidos por una democracia formal y ficticia, nos han llevado a la peor de las pesadillas, la de la abulia absoluta, la del y tu más.
Hoy, UPyD, está demostrando por sus acciones y no exclusivamente por sus palabras, que hay mucho por caminar, no solo en el mundo de lo social y público, sino también en lo personal, en lo individual, en lo ético. Hoy tenemos la suerte de contar en la dirección de UPyD con personas que tienen claro lo que es ser serio, lo que es fundar una organización política diferente, lo que es creer en un futuro cierto, despejado de cualquier demagogia o ramplonería, lo que es ser ciudadano antes que nada. Por eso, hoy, los grandes partidos están preocupados, se les acaba el tiempo, sus anquilosadas estructuras ya decrepitas necesitan golpearnos y no perderán una sola ocasión. Aunque sea mintiendo, falseando o manipulando. Lo he probado en mis propias carnes estos últimos días.
No podemos aceptar el todo vale, no podemos tolerar más que cualquier medio se justifique con la finalidad de obtener el objetivo perseguido. Y encima, hacerlo con una sonrisa en la boca como medio disculpándose y diciendo al mismo tiempo, ¡conseguí engañarte! o al menos lo he intentado…ya sabes, las cosas son así…
¡Pues no!
Debemos preocuparnos para que nuestros chavales en las escuelas, ya desde pequeños, entiendan lo que es ser honesto, honrado, responsable, comprometido y sobre todo, ser persona. Si no somos personas no seremos nunca nada, un simple proyecto inacabado, un experimento fugaz y sin futuro.
Debemos conseguir que la sociedad entera sea el resultado de muchos individuos cabales y sinceros. Personas que piensen en clave de proyecto, de futuro y de ambición ética.
No podemos estar armando permanentemente la recamara de una pistola que nos apunta a todos como colectivo y como individuos. Armando con medias verdades y sembrando desconcierto a pesar de ser conocedores del daño que estamos infligiendo. Las ambiciones políticas y personales no pueden ser nunca suficiente justificación para dejar de ser honestos.
Eso al menos, es lo que yo creo y por lo que lucho desde UPyD.
A pesar de que tenía mis sospechas nunca pude imaginar cuan miserable se podía llegar a ser con el simple objetivo de cumplir unas ambiciones políticas o defender a capa y espada un status vigente que , es necesario, ahora más que nunca, borrar de la faz de la sociedad española.
Aunque no se pueda compartir, aunque sea absolutamente indecente, uno podría entender que algunos medios de comunicación estén para hacerle el trabajo sucio a determinados partidos políticos o a algunos personajes siniestros. Uno podría incluso comprender que de ello depende la supervivencia económica de tales medios y consecuentemente la de sus empleados.
Pero para todo hay límites y habrá que fijarlos.
Y no estoy hablando de censura ni siquiera me quiero centrar solo en los medios de comunicación, quisiera hacer extensible esta reflexión a toda la sociedad civil, al completo.
No podemos seguir así, como una sociedad enferma a la que los años y años de desgaste producidos por una democracia formal y ficticia, nos han llevado a la peor de las pesadillas, la de la abulia absoluta, la del y tu más.
Hoy, UPyD, está demostrando por sus acciones y no exclusivamente por sus palabras, que hay mucho por caminar, no solo en el mundo de lo social y público, sino también en lo personal, en lo individual, en lo ético. Hoy tenemos la suerte de contar en la dirección de UPyD con personas que tienen claro lo que es ser serio, lo que es fundar una organización política diferente, lo que es creer en un futuro cierto, despejado de cualquier demagogia o ramplonería, lo que es ser ciudadano antes que nada. Por eso, hoy, los grandes partidos están preocupados, se les acaba el tiempo, sus anquilosadas estructuras ya decrepitas necesitan golpearnos y no perderán una sola ocasión. Aunque sea mintiendo, falseando o manipulando. Lo he probado en mis propias carnes estos últimos días.
No podemos aceptar el todo vale, no podemos tolerar más que cualquier medio se justifique con la finalidad de obtener el objetivo perseguido. Y encima, hacerlo con una sonrisa en la boca como medio disculpándose y diciendo al mismo tiempo, ¡conseguí engañarte! o al menos lo he intentado…ya sabes, las cosas son así…
¡Pues no!
Debemos preocuparnos para que nuestros chavales en las escuelas, ya desde pequeños, entiendan lo que es ser honesto, honrado, responsable, comprometido y sobre todo, ser persona. Si no somos personas no seremos nunca nada, un simple proyecto inacabado, un experimento fugaz y sin futuro.
Debemos conseguir que la sociedad entera sea el resultado de muchos individuos cabales y sinceros. Personas que piensen en clave de proyecto, de futuro y de ambición ética.
No podemos estar armando permanentemente la recamara de una pistola que nos apunta a todos como colectivo y como individuos. Armando con medias verdades y sembrando desconcierto a pesar de ser conocedores del daño que estamos infligiendo. Las ambiciones políticas y personales no pueden ser nunca suficiente justificación para dejar de ser honestos.
Eso al menos, es lo que yo creo y por lo que lucho desde UPyD.
Creo humildemente, y sin ningún ánimo de ofender, que usted debería dimitir de su cargo como Coordinador del Comité Territorial de la Comunidad Valenciana de UPyD después del asunto que salió a la luz con la investigación que ustedes honesta y transparentemente realizaron. Entiendo que a nivel legal está usted blindado por la normativa del partido (el hecho de que haya pasado el periodo de impugnación) y que el hecho de que siga en su cargo no es ilegal ni ilegítimo, pero la coherencia con los principios éticos que su partido se arroga debería llevarlo a, a título personal, la dimisión y la convocatoria de nuevas elecciones internas a las que, entiendo, usted puede presentarse de nuevo porque el fraude no fue culpa suya.
ResponderEliminarSabe usted, muchos defendemos la causa de UPyD en las tertulias de bar y en las conversaciones del día a día, y el hecho de que usted no dimita, aunque haya llevado a cabo la investigación, nos deslegitima en nuestro afán. Demuestre que es cierto que los principios están por encima de los cargos y haga lo que es necesario para que su partido pueda llevar honradamente a cabo el tan necesario acometido que tiene en este país.
Atentamente:
J.