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viernes, 7 de septiembre de 2012

Se han olvidado…


Con esto de ser rentable a toda costa se han olvidado de que la eficiencia y la eficacia, efectivamente, aun siendo ineludibles en la gestión, no lo son exclusivamente con el objeto de reducir el coste o incrementar los beneficios.
Es verdad que, por ejemplo, el sector privado productivo no tiene más remedio que converger hacia una toma de decisiones en las que prevalece un objetivo mercantil que a su vez, no deja de tener una fuerte carga social…la creación y el sostenimiento del empleo.
También es cierto que cuando en el sector privado la toma de decisiones es errada, el efecto más inmediato es una mengua en los resultados y por tanto, una perdida económica para los propietarios o accionistas. Por lo general y en función del grado de ineptitud mostrado por quien asume la decisión, ello puede llevar aparejado desde un despido inmediato hasta una sanción económica traducida en un menor ingreso por resultados.
Digamos que en “lo privado” lo tenemos claro…buenas decisiones, mejores resultados, ganancia económica.
Pero ¿y en “lo público”? ¿Porque nuestros gobernantes solo se fijan en la parte de la privatización que les interesa? Con la excusa de una mayor eficacia y una mejor eficiencia, nos “cuelan” criterios de decisión absolutamente “privados” para, según ellos, gestionar mejor la administración pública…en la Comunitat Valenciana, en este sentido, son pioneros en materia sanitaria.
Y digo yo, ¿Por qué no van hasta el final del discurso? ¿Por qué no plantean también el despido inmediato de quienes toman las decisiones desde los poderes políticos cuando se equivocan? ¿Por qué solo se quedan en el formalismo de la gestión? ¿Y la decisión? ¿Qué pasa con quien decide y se equivoca? ¿No se le debe exigir ninguna responsabilidad?
Señores privatizadores de lo público, vayan hasta el final, no se queden solo con la parte que les interesa, ya puestos, además de desmantelar los servicios públicos, porque no aprovechan para una buena limpieza de aquellos que día tras día se equivocan y no rinden cuentas por nada ni a nadie. Siempre parapetados detrás de sus cargos institucionales como intocables que se sienten…en lo público y en lo privado.



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