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miércoles, 6 de febrero de 2013

Más certeza

Ayer publicamos un manifiesto de regeneración democrática. Lanzamos un salvavidas al mar del emponzoñamiento político e institucional. Lo lanzamos con la esperanza de que muchos de los que se encuentran desesperados intentando nadar y guardar la ropa, tengan algo a que asirse. No se pretende tener la exclusividad de la honestidad ni tampoco dar lecciones de honradez a nadie. Es un manifiesto que recoge un deseo, una voluntad de renacer de estas cenizas en las que nos están convirtiendo algunos.

Llevamos ya mucho tiempo llamando la atención sobre el empobrecimiento ético, moral y económico, al que nos están llevando algunos titiriteros de la política.

En estos meses, en estos años, he tenido muchísimas oportunidades para percatarme del importante avance de “lo relativo”. Lo relativo frente a algunas cosas que jamás pueden relativizarse. Pero lo peor, es que seguimos igual. Aún en estas terribles circunstancias sociales, seguimos igual. Por ello no podemos sorprendernos ante los resultados del CIS. Rajoy, Rubalcaba, tanto monta, monta tanto.

Es hora de que lo relativo en algunas cosas desaparezca. Es hora de que deje de ser relativa la ética, la honestidad, la honorabilidad, la confianza, la verdad, el honor, el cumplimiento de la palabra dada. Que desaparezca el premio al mayor truhán y se castigue al honesto.

Estamos necesitados de certezas, queremos la certeza de que quien nos represente lo haga de verdad, de que quien nos gestiona lo haga con el objetivo de obtener lo mejor para los ciudadanos. La certeza de que nuestros derechos y obligaciones sean los mismos para todos los españoles. La certeza de que nuestros hijos recibirán una educación acorde a las necesidades de nuestra sociedad. La certeza de que la sanidad no será moneda de cambio según donde caigamos enfermos. La certeza de una justicia igual para todos, políticos, no políticos, pobres o ricos.

Pero sobre todo necesitamos sentido común, recuperar el sentido común que los ciudadanos podemos devolver a las instituciones. Y eso hoy en día son pocos los que pueden enorgullecerse de decirlo. Porque resulta que algunos decimos lo mismo en cualquier lugar del país, independientemente de quien nos escuche. Porque el sentido común no entiende de territorios.

Es hora de que las certezas lleguen y lo relativo escampe.


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