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viernes, 15 de febrero de 2013

Un minuto suspendido en el tiempo



 
Hoy hemos tenido rueda de prensa para dar publicidad a nuestro Manifiesto y han estado presentes los más importantes medios de comunicación.

Y la verdad, estoy contento porque no dejo de sorprenderme y eso que ya llevo algún tiempo bregando como ciudadano.

Me llama la atención que los periodistas nos escuchen sin poder evitar que aflore una cierta cuota de escepticismo generalizado. Y no les culpo, porque deben estar saturados de escuchar tantas y tantas promesas, quiebros y medias verdades.

Quizá por eso acaben preguntándonos por las elecciones. A la fuerza.

Que cómo vamos a afrontarlas, cuál será el calendario preparatorio. ¿Y los candidatos?

No voy a decir que las elecciones no nos emocionen ni que no estemos siempre dispuestos para el zafarrancho electoral, pero no es lo que nos está motivando ahora.

Este manifiesto va mucho más allá. Su objetivo está en la plena línea de flotación de la corrupción.

Lo que nos seduce, es conseguir un verdadero cambio en el rumbo de nuestras instituciones pero no para un quítate que ahora me pongo yo, sino un cambio estructural. Un cambio que pasa por afrontar con entereza que gran parte de nuestra clase política se ha divorciado de la sociedad española, se ha ido a vivir lejos de la realidad, se ha instalado en la inopia. Nos ha tomado por gilipoyas.

Y lo peor, es que algunos ni lo reconocen o incluso sabiéndose contagiados preferirían no sanar. Debemos conseguir que no dependa de la voluntad del político de turno el querer o no aceptar sus responsabilidades. Es de urgencia elaborar unas leyes que dejen claro cómo actuar y hasta donde llegar.

Es necesario que apliquemos cirugía social, que las leyes se conviertan en verdaderos estiletes en la búsqueda de un tumor que si no logramos extirparlo, acabará produciéndonos un fallo multi-organico.

Es imprescindible que la Constitución sea actualizada y modernizada y se convierta en la base de un proceso de refundación del estado. Que los grandes temas sean ciertamente los grandes objetivos.

Igualdad de los ciudadanos ante las instituciones, definición clara de las competencias del estado y de las CA. Recuperar a Montesquieu pero no solo en la vieja terna de los poderes sino en el resurgimiento autentico de los mecanismos de control en la gestión de las administraciones. Por ejemplo, tribunal de cuentas...

Facilitar el acceso de los ciudadanos a la participación política echando abajo ese muro que con el tiempo han ido construyendo los del PPSOE.

Es vital que recuperemos nuestra salud democrática y de esté modo dejemos un legado a nuestros jóvenes del que se puedan sentir orgullosos y no como ahora....

Por eso, descubro y sigo descubriendo una mirada de curiosidad en nuestros interlocutores, alcanzo a leer en sus gestos un minuto de atención. Un minuto suspendido en el tiempo que me produce la satisfacción de saber que les interesamos.

Sí, les interesamos porque sienten nuestra fuerza como ciudadanos.

 

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