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jueves, 28 de marzo de 2013

Confundir sueños con realidad


Siempre me ha parecido un personaje interesante el amigo Freud, especialmente por esa facilidad que tuvo para mezclar lo onírico con lo real y luego desmigar poco a poco el resultado de ese fantástico coctel. Pero siempre sabiendo separar al final, lo cierto de lo deseado.
Decía que quien se comportase en la realidad como en sus sueños se le consideraría como un loco...
Hoy, en la actualidad, en lo político, en el mundo de aquellos que se supone que se  preocupan por el destino de sus conciudadanos ocurre cada vez más que confunden sus sueños con la realidad.

Y ello en distintos niveles, desde las altas instancias que nos atiborran y aburren con sus sueños,  creando unas expectativas que después no son más que efímeros brindis al sol pero que siempre dejan la triste estela de personas en peor situación, ciudadanos más desesperanzados, si cabe. Pasando por algunos medios de comunicación que en función de sus intereses económicos nos empujan ,unos, un poquito más hacia el dulce sueño de una falsa realidad u otros que al contrario, se empeñan en atizarnos con supuestas dosis de realidad que al fin y al cabo no son más que sus propios sueños de oposición mal gestionada.

Y luego están aquellos que quisieran que sus deseos, sus esperanzas o sus objetivos, llamémoslo como queramos, se moldeasen en “su realidad”. Aquellos que venderían su alma al diablo con el único fin de ver ciertas aquellas pequeñas “obsesiones” que les mantienen vivos cada día. Aquellos que son capaces de inventarse un cuento a su medida y después contarlo. Aquellos que solo se sienten bien como protagonistas de descabelladas historias, elucubraciones malsanas y que lamentablemente, muy a menudo, no resisten el más mínimo análisis.

Es necesario, es imprescindible que no perdamos la capacidad de soñar. Porque sin sueños no hay futuro.

Pero sueños que se basen en una realidad, que tengan como pilar fundamental la conciencia de lo real, que existan pero sabiéndose dependientes de la verdad, de lo cierto, de lo que es y no de lo que quisiéramos que fuese y menos aun cuando ese querer muy a menudo no es más que una foto en blanco y negro de nuestras propias ambiciones.

Y para ello como también y muy acertadamente decía Freud debemos conseguir desarrollar mayores niveles de conocimiento, de cultura, de educación porque La función capital de la cultura, su verdadera razón de ser, es defendernos contra la naturaleza.

Esa naturaleza que tantas y tantas veces se convierte en pasión mal gestionada, en poder desbocado, en inconsciencia peligrosa…
Recordémoslo…lo que uno ve en sus sueños por mucho que se lo crea, no es casi nunca verdad…desgraciadamente para algunos.
 
 

 

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