Somos muy malos,
realmente malos.
Fuimos nosotros los que
empezamos a incordiar con el tema de la separación de poderes, de la
independencia judicial para poder perseguir a los corruptos: Fuimos nosotros
los pesados por el cambio de ley electoral. Sí, también pecamos cuando nos
presentamos en los juzgados para perseguir hasta el final, a los ladrones de
guante blanco. Los que hablamos de modo desconsiderado sobre la eliminación de
las subvenciones publicas como contrapartida a favores debidos. Los que ,de
pronto, sacamos a relucir , muy inoportunamente, la necesidad de eliminar las
Diputaciones por ser inútiles, costosas y sobre todo, núcleos de poder poco recomendables.
Fuimos los artífices de un grave atropello al pretender que todos los
ciudadanos gozasen de los mismos derechos y obligaciones, independientemente de
su lugar de residencia. Los que de modo absolutamente insensible, quisimos que
nuestros chavales pudiesen elegir libremente la lengua en la que querían
recibir su educación. Fuimos los intolerantes que desde el principio y hasta
ahora, se pusieron del lado de las victimas del terrorismo sin ningún tipo de
miramiento hacia los pobres terroristas. Fuimos los descarados defensores de
leyes por la igualdad de sexos, por la libertad sexual y por el reconocimiento
de tantos y tantos grupos sociales, marginados hasta ahora. Fuimos los malditos
defensores de causas como las de los saharauis o los caducos amigos de la
oposición democrática cubana.
Insisto, somos más malos que los hermanos mala sombra por haber querido despertar conciencias.
Y somos nosotros los que
impedimos pactos con otras fuerzas democráticas, somos culpables de
intolerancia y de tener la mala costumbre de preferir seguir nuestro manifiesto
a convertirnos en veletas al viento de los sondeos. Es verdad, no somos nada fotogénicos,
de hecho no nos sacan prácticamente en ningún medio salvo si son temas menores
o a lo sumo, si servimos de excusa para poder valorizar a otros.
Sí, somos malos, no somos
guapos y encima, tenemos la mala costumbre de decir o hacer aquello que por lo
general más incomoda. Creo que a esto se le suele llamar regeneración democrática…aunque
no sé si decirlo en voz alta…suena fatal.
Realmente, para qué confiar en el malo de la película, habiendo tantos buenos actores.
Mil gracias, por este relato de los malos de esta película, como siempre serán los buenos los que nos tengan que contar el final.
ResponderEliminarMuchas gracias Roman Muzzati
Tienes mucha razón Romain, pero un partido es como una mercancía que se debe presentar y decorar perfectamente y con la dirección actual esto ni ha sucedido ni sucederá. Triste pero real. El tren ya pasó. Os deseo suerte y que la debacle sirva por lo menos para separar el grano de la paja. Suerte!
ResponderEliminarTienes mucha razón Romain, pero un partido es como una mercancía que se debe presentar y decorar perfectamente y con la dirección actual esto ni ha sucedido ni sucederá. Triste pero real. El tren ya pasó. Os deseo suerte y que la debacle sirva por lo menos para separar el grano de la paja. Suerte!
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