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martes, 5 de julio de 2011

ESTO LE DIJO ROSA DIEZ EN EL PARLAMENTO A R. ZAPATERO

Tras siete años al frente del Gobierno nos deja usted el país en situación de emergencia. Todo está peor que hace un año, cuando hicimos el penúltimo debate de su era: el diferencial de la deuda, el déficit público, el paro, los hogares sin ningún tipo de prestación, el salario medio y su comparación con Europa, la educación, las prestaciones por dependencia, el número de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, la inflación, la desigualdad (10% de población más rico, dueño del 40% de la riqueza), la falta de crédito, la crisis inmobiliaria, la morosidad de las administraciones, la economía sumergida…

Desde el punto de vista político la cosa es aún peor. Además de que usted ha seguido desmantelando el Estado para poder seguir unos meses más en la Moncloa (le recuerdo sus dos últimas hazañas: ruptura de la Caja común de la Seguridad Social y quiebra del marco nacional de relaciones laborales), hoy tenemos a los testaferros de ETA en las instituciones. Unos magistrados del TC tutelados por ustedes, so pretexto de proteger el ejercicio de un derecho fundamental a un partido que el Supremo probó que formaba parte de la estrategia de ETA, le ha negado ese derecho a la mayoría de los ciudadanos. La consecuencia no puede ser más desoladora: ya hay bajas democráticas, ya hay concejales que han dimitido ante la presión; ya desaparecen los símbolos del orden constitucional de las instituciones vascas; ya se jalean a los terroristas en las calles; ya se empieza a escribir el relato perverso en el que los terroristas y las victimas son iguales. Hago mía la denuncia de Rubén Múgica y el último párrafo de la carta que le envió: “Los responsables tenéis nombre y apellido. El principal responsable eres tú, y no habrá días en el calendario para perdonar lo que has hecho”.

Como venimos diciendo desde hace tres años, lo que está en quiebra en España es la política. Ha llegado la hora de reconocer que no hay solución a la crisis económica y de modelo productivo de España si no abordamos la reforma del modelo de Estado. Es preciso que este modelo territorial del Estado llamado autonómico, de naturaleza federal, supere su provisionalidad y la indefinición mediante una reforma constitucional que configure un Estado central fuerte con competencias exclusivas y unas Comunidades Autónomas con sus propias competencias y capacidad legislativa claramente definida; un modelo de Estado que garantice la igualdad y la libertad de todos los españoles.



España tiene remedio; pero la solución no consiste en distribuir mal y sin equidad los sacrificios a los que obligue la crisis, sino en afrontar las grandes reformas políticas que son necesarias y urgentes y que cada vez solicitan más ciudadanos. Estas son nuestras propuestas:

1. Reforma de la Constitución para definir con claridad la lista de competencias de cada entidad territorial, los instrumentos de cooperación, coordinación y solidaridad, así como las reglas de financiación coherentes con el reparto competencial establecido.

2. Reforma de la Ley Electoral General para garantizar la igualdad del voto de los ciudadanos y para superar el bipartidismo obligatorio e imperfecto inducido por una ley injusta. Un sistema democrático basado en la injusticia y en el privilegio de unos partidos sobre otros, de los territorios sobre los ciudadanos, es incapaz de tomar las decisiones justas para superar la crisis.

3. Separación efectiva de poderes y restauración de la autonomía del Poder Judicial acabando con la intromisión de los partidos políticos en la elección de sus órganos de gobierno, en el funcionamiento de la fiscalía y en la composición del Tribunal Constitucional. No olvidemos que la independencia de la Justicia es un factor clave para perseguir y acabar con la corrupción política.

4. Instauración de la igualdad efectiva de los ciudadanos con independencia del lugar donde residan mediante la restitución al Estado de las competencias necesarias para garantizar sistemas comunes de educación, sanidad y servicios sociales con las mismas prestaciones y calidad en todo el territorio nacional.

5. Superación de la provisionalidad y la indefinición de este modelo de Estado llamado autonómico mediante una reforma constitucional que configure un Estado central fuerte, con competencias exclusivas y unas CCAA con sus propias competencias y capacidad legislativa claramente definida. Un modelo de Estado solvente y justo, que acabe con los privilegios fiscales, y en el que prime la cooperación y el principio federal frente al particularismo y la disgregación.

6. Reforma del mercado laboral para acabar con la dualidad entre trabajadores protegidos por los derechos tradicionales y eventuales a la intemperie, imprescindible para luchar contra el paro juvenil, la fuga de cerebros a otros países, la injusticia laboral y las dificultades de las empresas para contratar trabajadores.

7. Derogación de las normas intervencionistas que han acabado con la unidad de mercado y la movilidad de profesionales, empresas y trabajadores, facilitando el crédito y el apoyo fiscal a los nuevos emprendedores, y propiciando el desarrollo de sectores emergentes como el mundo digital 2.0 mediante una nueva Ley de Propiedad Intelectual acorde con la realidad tecnológica y cultural.

8. Eliminación de todas las duplicidades administrativas responsables del déficit público y de la proliferación incontrolada de entes públicos y empresas innecesarias o ineficaces.

9. Iniciativas de transparencia y lucha contra la corrupción a todos los niveles, haciendo efectivo el derecho de acceso público a la información de todas las instituciones políticas, incluyendo los sindicatos y partidos políticos, e instaurando los mecanismos de control y evaluación que permitan mejorar la eficacia de las administraciones y servicios públicos y de las subvenciones y ayudas públicas.

10. La crisis ha demostrado la necesidad de que la Unión Europea sea mucho más que una inestable unión monetaria donde primen los egoísmos nacionales sobre el interés común. Es imprescindible profundizar el compromiso de España con la construcción de una Unión Europea que sea una verdadera unión política, capaz de intervenir con eficacia y equidad en una crisis que, como la actual, desborda con mucho la capacidad de respuesta de los Estados tradicionales.

Más Europa es más federalismo y menos nacionalismo; más política y menos egoísmo. Como la España que propugnamos con estas reformas: una España con más igualdad y menos privilegios; con más cohesión y menos fronteras interiores. Con más libertad y más democracia.

Presidente, terminé mi intervención hace un año con las siguientes palabras: “sepa usted -no se equivoque- que aunque aún no hayan salido a la calle, hay millones de españoles sin complejos que no van a permitir que usted ningunee sus derechos, nuestros derechos. Insisto en que hay millones de españoles que sabemos que sin ley constitucional -sin esa que usted quiere vulnerar- no hay democracia”. ¿Le suena?

Hemos perdido un tiempo precioso mientras usted se aferra a la Moncloa para darle a su candidato la oportunidad de que deje de ser visto como el eterno número dos. Presidente, no acaba usted de la peor de las maneras, tenga usted un gesto patriótico, piense por una vez en su país en vez de en su partido. Recupere la competencia que le ha transferido al PNV y permita que el conjunto de los españoles decidamos sobre nuestro futuro. Convoque elecciones.

¿SE PUEDE DECIR MÁS CLARO?

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