Hoy, 23 de septiembre de 2011, por primera vez he ido sentado en el asiento del copiloto acompañando a mi hijo Nicolás que se estrenaba al volante. Me han venido a la mente muchos recuerdos, especialmente de mi profesora de conducción, mi queridísima madre , ya fallecida. Y junto a sus primeras lecciones, alguna que otra anécdota que tuvo a lo largo de su vida como conductora. De pronto, me he reído solo, pensando en el pobre agente de tráfico que en una ocasión la detuvo por realizar una maniobra sin indicarla previamente con el "cliñotante". Esa fue la palabra que le espetó a la cara mi querida Anne explicando que sí que lo había accionado y con la consecuente respuesta del agente, "señora, ¿de qué cliñotante ni de que niño muerto me está hablando?. Francesa de alma y española de corazón, que con 4 hijos paridos en España y toda una vida pegada a esta tierra, no pudo jamas desprenderse del toque francés. Mezclaba y creaba palabras que llenaron nuestra infancia de risas. Entre ellas el "cliñotante" versión franco-española del "intermitente" derivada del "clignotant", jajaja.
Tras este recuerdo querido, me he dado cuenta que un día mi madre me dio "la vez", en este caso con la conducción pero también lo hizo en otras muchas más facetas de la vida. Y hoy, ahí estaba yo, era mi turno, mejor dicho, lo es. Hoy me he convertido en copiloto como signo evidente de que llega una nueva generación, lista para aprender y tomar las riendas. Copiloto y puente entre mis padres y mis hijos...
Un puente que debe ser solido, sin fisuras y muy estable. Eso es lo que debemos intentar.
Y esa es la juventud a la que debemos regalarle ,al menos, un futuro de esperanza.
Y por el camino de estas disquisiciones, ha sido como he llegado a lo que estamos recorriendo desde UPyD, intentando que nuestros hijos se encuentren con una sociedad mejor, más honesta y mejor educada.
Así es...y así debe de ser.
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